Oaxaca. Tremendo embrollo el que ocupará en los próximos meses al cabecita de algodón, cuando deba escoger de entre sus cuadros oaxaqueños a quien abandere su proyecto rumbo a la gubernatura.
La expertiz del presidente López Obrador para discursar y envolver a los ciudadanos, no aplicará entre los militantes de Morena que se han caracterizado en los últimos tiempos por revelarse a las decisiones internas, sobre todo en momentos electorales.
Oaxaca, compleja en muchos sentidos, pero en especial en lo político, habrá de ser testigo de la decisión más importante de quién decide al interior de Morena y, con ello, de las consecuencias que para bien o para mal se desaten.
No es difícil intuir que de la determinación que emane de Palacio Nacional dependerá la estabilidad política y/o la económica de este grandioso estado.
Para ello, AMLO deberá rebuscar en su diario, ahí donde anotó los detalles que publicó en una serie de artículos del periódico La Jornada, que resultaron después en un compendio titulado “Oaxaca, Un Viaje al Corazón del México Profundo”.
En ese diario registró cada recorrido a los 570 municipios de la entidad, y todas las atenciones, incidencias – provocadas por Ulises Ruiz Ortiz, dice-, regalos que recibió de los pueblos y sus reflexiones acerca de las costumbres, culturas y condiciones de pobreza que encontró a su paso.
En la remembranza, el controversial presidente seguramente hallará dos nombres cuyas historias de lealtad hacia su persona y su proyecto, deberían incidir en su decisión: Gabino Cué Monteagudo y Salomón Jara Cruz.
Y sí, basta echar una revisada a “Oaxaca, Un Viaje al Corazón del México Profundo” publicado en 2009 para encontrar el texto dedicado al acompañamiento durante su recorrido por territorio oaxaqueño de los dos senadores.
En el texto, sin embargo, en la referencia que hace de Jara Cruz, López Obrador deja en claro su admiración, reconocimiento y aprecio al legislador que hasta hoy, le guarda respeto y lealtad, aunque voces discordantes señalen lo contrario.
“Salomón Jara ha tenido la sensatez de no dejarse cautivar por el poder, como sucede con otros que al llegar a un cargo ya están pensando en merecerlo todo.
Pasó la prueba, nada sencilla, de declinar a ser candidato a la gubernatura para apoyar a quien está mejor posicionado”, indica.
Lo que viene después, que es una referencia de los orígenes de Cué Monteagudo, niño rico con sensibilidad, que garantizaba, además, mantener en orden a la clase media, hoy fifís a juicio del presidente y que contaba con la confianza de los pobres.
Quien no conoce su historia está condenado a repetirla, cita una frase atribuida a diferentes pensadores y, en este caso, valdría la pena que López Obrador recuerde la que construyó los cimientos de la 4T y las consecuencias que le dejó su decisión de impulsar, en aquel entonces, al junior Cué Monteagudo.