Ciudad de México.- Hasta ahora, el mandatario mexicano ha encontrado eco en la política energética del republicano Donald Trump, quien desde el inicio de su mandato ha implantado una fuerte ideología nacionalista, con acciones centradas en el impulso a la industria petrolera y minimizando la lucha contra el cambio climático. Pero tras el triunfo de Joe Biden se espera que Estados Unidos retome su transición energética hacia las energías renovables.
«No es que vaya a acabar con la industria petrolera, sino que va a entrar totalmente a la transición energética y ese va a ser su centro de desarrollo económico”, dice Severo López-Mestre, senior partner de Galo Energy, una firma de consultoría basada en la Ciudad de México.
La política energética de Joe Biden al frente de Estados Unidos tiene como eje principal una fuerte convicción por convertir a las energías renovables en un fuerte catalizador económico, después de que la pandemia de coronavirus ha mermado de manera histórica la demanda de combustibles fósiles y ha bajado de manera significativa el precio internacional del petróleo.
Para esto, el demócrata ha anunciado una inversión inicial de 2 billones de dólares para impulsar tecnologías de generación limpia.
Y, aunque hasta ahora no se ha posicionado totalmente sobre el fracking –una de las técnicas que permitieron a Estados Unidos aumentar de manera exponencial su producción de crudo–, la industria ya espera un menor impulso a esta actividad o la prohibición en tierras federales.
Biden ha anunciado que una de sus primeras acciones irá encaminada a reincorporar a Estados Unidos al Acuerdo de París, el esfuerzo a nivel internacional más importante en contra del cambio climático y del cual Estados Unidos salió formalmente la semana pasada.
Estados Unidos también se comprometería a lograr cero emisiones de dióxido de carbono hacia 2050 e incluso el demócrata analiza crear una oficina especial en la Casa Blanca centrada en la política en contra del cambio climático.
Un socio estratégico
Con Estados Unidos regresando a una política energética con el acento en las energías renovables, los especialistas se preguntan si el gobierno mexicano matizará también su discurso hasta ahora centrado en dar impulso a los combustibles fósiles.
“Estados Unidos va a requerir ayuda de sus aliados (…) Biden va a buscar apoyo a nivel internacional”, explicó en una entrevista reciente Duncan Wood, director del Instituto México en el Woodrow Wilson International Center.
Los especialistas no descartan que el demócrata impulse una dinámica comercial en la que favorezca a los socios que lleven a cabo acciones a favor del medio ambiente o que introduzca nuevos impuestos relacionados con la huella de carbono o grave la importación de productos relacionados con acciones de deforestación o emisiones contaminantes. Algo similar al Pacto Verde Europeo, la mayor apuesta de la Unión Europea al respecto.
“(Veremos) un poquito (de cambios) en el mensaje que (el presidente López Obrador) da al público, ya que pudiera verse no tan popular o no tan ventajoso políticamente·”, dice Emily Medina, asociada en Energy Policy Research Foundation.
México se comprometió a que el 35% de la energía consumida sería proveniente de plantas renovables hacia 2024, algo que los especialistas ven difícil de cumplir debido a que ahora el país sólo genera el 22.9% de la electricidad en plantas renovables, de acuerdo con el último informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés).
“Tenemos una administración en México que es muy nacionalista, lo cual podría ser una barrera para la cooperación con Estados Unidos”, dice Wood.
Certidumbre en la inversión
Los especialistas prevén que Estados Unidos Unidos también pondrá la lupa sobre las últimas acciones del gobierno federal para favorecer a las dos empresas estatales de energía, Pemex y CFE, por encima del resto de las compañías privadas que invirtieron en México con la apertura del mercado, tras la reforma energética de 2013.
Una vez que Joe Biden entre a la Casa Blanca en enero enfrentará la presión para moderar el impulso del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador de dar más fuerza a las empresas de energía estatales a expensas de las firmas privadas.
Tanto los grupos empresariales mexicanos como estadounidenses esperan que el demócrata, quien ha dicho que pondrá en el centro de su política energética a las energías renovables y el cambio climático, exhorte a López Obrador a respetar sus contratos, y los litigios relacionados con el tema ya amenazan con crear problemas para México.
Organismos empresariales, como el Instituto Americano del Petróleo (API), han acusado «discriminación» por parte del gobierno mexicano. Hace unas semanas, más de 40 legisladores de Estados Unidos enviaron una carta al presidente Donald Trump expresando su preocupación de que el gobierno mexicano limite el acceso a empresas estadounidenses de energía.
“Empiezan a subir el nivel de quejas de los inversionistas norteamericanos. Es cuestión de tiempo para que suba la presión y los inversionistas comiencen a pensar en paneles internacionales“, dice López-Mestre.